Héctor Díaz Polanco

Díaz-Polanco, Héctor

An anthropologist and sociologist, is also a research professor of the Center for Research and Higher Education in Social Anthropology (CIESAS) of Mexico. He is renowned as an essayist on the subject of identity, autonomies, and political movements. He has published over 240 texts within his field of specialization, including 20 books as sole author and around 70 as co-author. He has acted as a consultant to the FAO (UN) on indigenous themes; the Nicaraguan government on the design of autonomies (1984-1990); the Zapatista Army for National Liberation (EZLN) during the San Andrés negotiations (1995-1996); and the Autonomous and Country Design Commissions of the National Constitutional Assembly of Bolivia (2007). He has won the International Essay Prize (under the auspices of Siglo XXI Editors, the UNAM and the University of Sinaloa), in 2005; and the Essay Prize of Casa de las Américas (Cuba) in 2008. Among others, Siglo XXI has published his works The Zapatista Rebellion and Autonomy (1997) and In Praise of Diversity: Globalization, multiculturalism and ethnophagia (2006).

lunes, 21 de mayo de 2012

La Cocina del Diablo. El fraude de 2006 y los intelectuales


Anuncia:




¿En las elecciones de julio de 2006 se realizó un fraude contra la coalición de izquierda? Y en su caso, ¿en qué consisten las pruebas para sustentar el argumento del fraude electoral? ¿Cómo se efectuó la operación fraudulenta? ¿Cuál fue la mecánica de su puesta en práctica y qué actores intervinieron? ¿Qué papel cumplieron en la legitimación de los resultados los formadores de opinión y, en particular, un sector de los intelectuales? Estas son algunas de las preguntas cruciales que responde este libro.
            Los comicios de 2006 condujeron a una crisis política que ha marcado el curso de la vida republicana por lo que hace temas centrales como el desempeño de la economía, las tasas de desigualdad, la generación de empleos, la seguridad pública, las oportunidades de mejoramiento social y, en general, el ejercicio de los derechos fundamentales. Y el costo ha sido muy alto.
            La obra despliega un análisis minucioso de la información para evidenciar las interferencias que sufre el sistema del IFE, en particular las irregularidades en el PREP y los cómputos distritales que producen “misterios” como millones de votos y boletas faltantes y sobrantes, la transferencia de votos de un candidato a otro, etcétera. De ese modo se demuestra que el fraude se realizó en dos niveles: con acciones ilegales a ras de casillas, “a la antigüita”, pero también mediante sofisticadas maniobras cibernéticas. La explicación de conjunto ofrece al mismo tiempo sorprendentes detalles sobre cómo se hizo la operación.
            Una de las novedades de aquel proceso electoral fue el papel relevante que cumplieron los intelectuales. Por una parte, se originó un fenómeno inédito: el agrupamiento de una comunidad de científicos que elaboró complejos análisis para descifrar lo que realmente pasó. Con base en esas pesquisas se funda la visión general sobre la dinámica de la defraudación. Por otra, un sector de intelectuales intervino para suscribir el resultado oficial. Se concluye con el estudio del comportamiento y las posturas de este actor diverso.
  
  •     El fraude se realizó en dos niveles: con acciones ilegales a ras de casillas –a la “antigüita”– pero también mediante sofisticadas maniobras cibernéticas.
  •    Los problemas del IFE: las irregularidades en el PREP y los cómputos distritales que producen “misterios” como millones de votos y boletas faltantes y sobrantes, o la transferencia de votos de un candidato a otro.
  •    En diversos momentos del proceso, “maestros” del SNTE de Elba Esther Gordillo, contribuyeron a la realización de maniobras tradicionales y cibernéticas para favorecer la elección de Calderón.
  •   La polarización y posturas de los intelectuales –escépticos y creyentes–, y la validación que un sector dio al resultado oficial.

Presentación de La Cocina del Diablo, de Héctor Díaz-Polanco


El fraude electoral en 2006 fue a ras de casilla y cibernético, afirma Díaz-Polanco
  • Presentaron La cocina del diablo, libro del sociólogo publicado por Planeta 
  • Critica a intelectuales que validaron el resultado con el argumento de que fueron comicios limpios
John Ackerman, Julio Boltvinik, Héctor Díaz-Polanco y Paco Ignacio Taibo II en el Centro Cultural Casa Lamm. Foto: María Meléndrez Parada.

Carlos Paul
Periódico La Jornada
Miércoles 2 de mayo de 2012.

Sí hubo fraude en las elecciones presidenciales de 2006 y se realizó a dos niveles: con acciones ilegales a ras de casilla y mediante sofisticadas maniobras cibernéticas, afirmó de manera contundente el sociólogo y politólogo Héctor Díaz-Polanco en la presentación de su nuevo libro.
En La cocina del diablo: el fraude de 2006 y los intelectuales (Editorial Planeta), el investigador no sólo desmonta de manera detallada y científica cada una de las teorías que sostienen que no lo hubo, sino también hace una devastadora crítica a los intelectuales creyentes que validaron el resultado argumentando que fue una elección limpia.
Inscrito en la colección Temas de hoy del sello editorial, el libro fue comentado por Paco Ignacio Taibo II, Julio Boltvinik, John M. Ackerman y el autor, el pasado lunes en la Casa Lamm. La afluencia de público rebasó el cupo del centro cultural.
El volumen se divide en tres partes. La primera da cuenta de las circunstancias político-sociales que antecedieron al fraude; en la segunda se analizan todas las pruebas del fraude, y en la tercera la polarización y posturas de los intelectuales –escépticos versus creyentes–, así como la validación que un sector dio al resultado oficial.
Respecto de los antecedentes, Díaz-Polanco destacó que durante 2004-2005 un grupo oligárquico de empresarios descubrió que Andrés Manuel López Obrador era en realidad un peligro, no para México, sino para ellos, ironizó el especialista.
En ese periodo, apuntó, ocurrieron dos hechos de relevancia: uno fue el proceso de desafuero contra López Obrador, quien era jefe de Gobierno del Distrito Federal (GDF), por la supuesta violación a la Ley de Amparo en el asunto judicial del predio El Encino.
La razón resultaba sencilla: el mandatario de la capital mexicana era, por mucho, el puntero en las preferencias para la elección presidencial de 2006.
La imagen de que López Obrador era un gobernante que “ignoraba y desacataba la ley fue construida a golpe de repetir el mismo argumento a través de los medios”.
“Pero no fue consolidada como podría pensarse –explicó Díaz-Polanco–. El caso El Encino se aprovechó para reavivar el asunto del Paraje San Juan, el cual sirvió para fraguar la imagen de una autoridad refractaria a someterse a las normas legales”.
El caso del Paraje San Juan implicó que el presunto propietario de un terreno de 298 hectáreas que habían sido expropiadas años atrás, asesorado por abogados que al mismo tiempo eran senadores y dirigentes de un partido político, como Diego Fernández de Cevallos, logró una sentencia en su favor que ordenaba al GDF el pago de la friolera de mil 810 millones de pesos como indemnización.
“Por primera vez ocurrió un fenómeno dentro del GDF, hubo un gobernante llamado López Obrador que dijo: ‘no pago’; porque esa demanda es fruto de un fraude en colusión con un grupo de sinvergüenzas organizados, que convirtieron las demandas falsas en una especie de industria.”
La cuestión es que, luego de que se investigó, se descubrió que ese terreno era propiedad de la nación.

Construir antídotos: Taibo II
El desafuero y los casos de El Encino y el Paraje San Juan “fue el primer timbrazo de que el grupo oligárquico de empresarios había decidido que López Obrador no podía ser presidente, porque acabaría con la corrupción”, expresó Díaz-Polanco.
Basado en los análisis de científicos de la Universidad Nacional Autónoma de México y especialistas de universidades extranjeras, luego de haber examinado las pruebas, sin duda alguna hubo fraude. Las pruebas son abrumadoras, sostuvo.
En el libro “se da cuenta –prosiguió– de las irregularidades en la votación y se desmontan de manera detallada y científica cada una de las teorías que sostienen que no hubo fraude, además de hacer una crítica a los intelectuales creyentes que validaron el resultado argumentando que fue una elección limpia”.
La cocina del diablo, destacó Julio Boltvinik, sirve para entender el grado de ilegitimidad del gobierno actual. Para John M. Ackerman es un libro que también es una historia de éxitos ciudadanos para que la ley y las instituciones funcionen cuando hay presión social, pues estamos ante una coyuntura similar a la del desafuero, donde la lucha es por la legalidad y la justicia. De alguna manera es un llamado para que otra vez nos activemos como sociedad.
Con este libro, comentó Paco Ignacio Taibo II, “se tiene certeza absoluta de lo que pasó en 2006. La memoria es importante porque fortalece la mentalidad de los ciudadanos.
Lo que nos deja es que hoy día, hay que construir una serie de antídotos contra el fraude”.
Ese libro abre el debate sobre un tema central: la credibilidad de las instituciones electorales, un asunto de relevancia en las elecciones de este 2012.
Para concluir, Díaz-Polanco propuso un sistema de vigilancia ciudadana cibernética, pues las elecciones se pueden perder en lo cibernético. “En 2006 no se conoció el software del sistema de cómputo de las elecciones. Hoy debemos exigir que ese software sea público, para que el proceso sea seguido por cualquier ciudadano. Además, que existan ‘llaves cibernéticas’, en manos de los representantes de partidos para comprobar en cualquier momento que no se presenten irregularidades”.

domingo, 20 de mayo de 2012

Araceli Damián: Las evidencias del fraude


El fraude electoral de 2006
Araceli Damián*

 “Haiga sido como haiga sido” es el cínico lema con el que Felipe Calderón reconoció que hizo trampa y mostró su falta de actitud cívica y democrática. Su llegada a la presidencia estuvo apoyada por poderes fácticos que gozan de enormes privilegios y que orquestaron el fraude electoral de 2006, como lo muestra el libro de Héctor Díaz-Polanco La cocina del diablo. El fraude de 2006 y los intelectuales (Editorial Planeta, 2012).
            Esta publicación tiene la virtud de hacer un análisis retrospectivo sobre el proceso político que desembocó en el fraude, el cual está descrito en tres partes. En la primera se hace un análisis de los sucesos que despertaron en un origen la desconfianza entre las élites ante el honesto actuar de Andrés Manuel López Obrador (AMLO).
            Nos hace recordar el caso del paraje San Juan, terreno de propiedad federal con escrituras falsas, sobre el cual los jueces ordenaron pagar una millonaria indemnización a los supuestos dueños. Como Jefe de Gobierno del Distrito Federal AMLO se negó a pagar y comprobó que se trataba de una estafa. Empresarios, jueces y burócratas corruptos involucrados quedaron con las manos vacías y alertaron desde entonces sobre el peligro de perder privilegios y negocios jugosos con AMLO como gobernante.
            También nos recuerda sobre los sucesos en torno al conflicto del Encino, cuyo desenlace, el injustificado desafuero, provocó una movilización sin precedentes, lo que orilló a las élites a buscar mecanismos para evitar que AMLO llegara a la presidencia de la República, preparando desde entonces el terreno para cometer el fraude electoral.
            En la segunda parte, Díaz-Polanco ofrece la evidencia producida por los científicos mexicanos y extranjeros en torno a las inconsistencias de los datos presentados en los sistemas de cómputo del IFE (Instituto Federal Electoral). La evidencia abarca los resultados derivados del PREP (Programa de Resultados Electorales Preliminares), del CD (Conteo Distrital), del limitado recuento de casillas ordenado por el TEPJF (Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación), de las actas inconsistentes de casillas no incluidas en el PREP y otras fuentes hemerográficas y bibliográficas.
            De acuerdo a las pruebas estadísticas a las que fue sometida la información, los científicos llegaron a la conclusión de que su comportamiento era atípico y que por tanto no existía certeza sobre los resultados de la elección. Todos ellos recomendaban un recuento voto por voto de una muestra representativa de casillas y, de encontrarse irregularidades, el recuento total.
            Como bien señala el autor, ningún científico planteó en un primer momento que se hubiera cometido fraude; simple y llanamente mostraron que la magnitud de las inconsistencias hacía imposible saber quién era el ganador. Entre las irregularidades están que 60% de las casillas presentan errores aritméticos; en más del 50% del total de casillas hacían falta boletas (tres millones) o sobraban (819 mi). El total de las sobrantes era tres veces mayor a la diferencia reconocida al final entre Calderón y AMLO; ésta se redujo en más de la mitad cuando se incluyeron en el conteo los datos de las actas inconsistentes (de 1.4% a 0.58%).
            Ante la negativa de las autoridades de realizar el conteo voto por voto, los científicos elaboraron pruebas más sofisticadas para mostrar la necesidad de éste. Por ejemplo, con base en la Ley de Benford, que establece que la probabilidad de que en una serie de números aparezcan los dígitos del cero al nueve no es la misma y que va de mayor a menor probabilidad (30.1% para el uno y 4.6% para el nueve), demostraron que los datos de las actas fueron alterados agregando ceros y unos. De igual forma se demostró que la alimentación del PREP no fue realizada de manera aleatoria, conforme se produjeron los resultados, sino que hubo una ordenación de menor a mayor porcentaje de votación para Calderón y de mayor a menor para AMLO.
            Aparece aquí la idea de que no fueron simples errores humanos, sino que hubo una intervención directa para producir los resultados deseados, es decir, se cometió fraude. Esta evidencia se liga con la tercera parte del libro, que contiene una valiosa reflexión sobre el papel que jugaron los “intelectuales” en la defensa a ultranza de la idea de la “pulcritud” de la elección y del actuar de los principales agentes involucrados, tratando de construir una “verdad” sin fundamento (es decir una mentira), contribuyendo a la imposición de un gobernante ilegítimo.
            Además de esta evidencia Díaz-Polanco documenta las acciones fraudulentas cometidas a la “antigüita” por miembros del SNTE (Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación) y su líder Elba Esther Gordillo, la falta de cuidado de casillas por parte de los partidos de izquierda, la impropia intromisión de Vicente Fox, el impropio actuar del ex-presidente del IFE (Luis Carlos Ugalde), la orden dada por éste para evitar el recuento de casillas ante impugnaciones de representantes de partidos, etc.
            Una de las conclusiones del libro es la posibilidad de que este fraudulento actuar vuelva a presentarse en las próximas elecciones. Por ello es necesario exigir, como lo plantea el autor, que se lleve a cabo la recomendación del Comité Técnico Asesor del PREP, de hacer público el software que se utilizará, instalando mecanismos de autenticidad que permitan verificar que es el que está siendo utilizado y que éste no está siendo manipulado. La participación de la sociedad civil y de la comunidad académica independiente en este proceso es igualmente necesaria para tratar de evitar un nuevo fraude.

viernes, 18 de mayo de 2012

La Cocina del Diablo... también es una vacuna







México: punto de quiebre
 John Saxe-Fernández

Paco Ignacio Taibo II acertó cuando al presentar la semana pasada La cocina del diablo, de Héctor Díaz-Polanco (Planeta, 2012) desde la Fundación Heberto Castillo, dijo que La memoria es importante porque fortalece la mentalidad de los ciudadanos. En efecto, el trabajo meticuloso de Díaz-Polanco ofrece pistas y evidencias eje de los niveles en que se consumó el fraude de 2006. Hurgando bajo alfombras comiciales malolientes, saca a luz la basura de maniobras, zancadillas y tretas. Si bajo riesgo de gran desorden civil el PRI usurpó la Presidencia en 1988, ahora, al confirmar con nítida evidencia cruzada que la maniobra se repitió con el PAN en 2006, La cocina... también es vacuna: contiene anticuerpos para detectar y neutralizar trucos e identificar el mapachismo cortesano, esencial a una ciudadanía decidida al desahogo pacífico, transparencia electoral en mano, ante las graves tensiones por 30 años de reformas estructurales; de acumulados precipitantes de guerra civil; de corrupción máxima con el patrimonio nacional; de abierta guerra de clase con brutal agresión al salario, al sindicato, al empleo, al campo, a la educación, a la economía popular, a los encadenamientos productivos nacionales.
Hoy el panorama es desgarrador: la guerra desatada por Calderón, sea por impericia, orfandad de legitimidad o un atávico entreguismo, en el mejor de los casos, o por el contubernio con una maquinaria imperial empeñada en gestar el caos y la desintegración territorial que se asocia a un estado fallido, en el peor, se orienta a más saqueo por la vía de una economía caseta de cobro tipo Plan 2030, en que se subrogan (a firmas nacionales y/o extranjeras) todas las funciones públicas: educación, salud, seguridad, electricidad, infraestructura, cárceles, recursos –petróleo, gas, agua, forestas, minerales, costas, ríos, etcétera–, bajo un esquema de asociación público-privada al que le sobra México como nación independiente y soberana. En 2012 ¿otro fraude para demoler lo que resta luego del saqueo multimillonario sobre Pemex, ferrocarriles, bancos, comercios, maíz, frijol, bajo auspicio y guía del Banco Mundial, FMI, BID e Iniciativa Mérida?; ¿para seguir dejando una estela de luto, con ejecuciones extra-judiciales, hoy con más de 60 mil víctimas, muertos y desaparecidos, familias degradadas, desarraigadas?
Esa es la herencia del modelo impuesto desde 1982, con grave impacto en estados norteños, hoy como ayer, en la mira imperial. Con pasto seco, ¿por qué se lanzó la chispa a la pradera, usando a las fuerzas armadas en el combate al narco”, al crimen, incendiando al país con llamas de terror? Fue una acción inconstitucional, extraña, precipitada, cuando todos los protocolos requerían una depuración y afianzamiento de la administración de justicia, de los cuerpos policiales y de inteligencia; el control del lavado de dinero y del flujo de armas y sólo en última instancia la fuerza militar. ¿Por qué adoptó Calderón la línea del Pentágono? ¿Sólo podía gobernar como comandante en jefe, sin estado de derecho, haciendo del país un campo de batalla, ofreciéndolo en bandeja de plata a Estados Unidos? Con las morgues abarrotadas, la nación herida con fosas clandestinas y el PRIAN dispuesto a dar continuidad al diseño económico y de seguridad, vivimos un parteaguas solemne. Para revertir esta atroz senda sin que se termine de hacer pedazos el país, es necesaria la movilización dando certeza a los procesos comiciales. Y de eso trata La cocina... Al revisar de manera rigurosa y arropada por la memoria el despojo de 2006, –y el papel de los intelectuales– se refuerza la movilización ciudadana que vota, participa y vigila el proceso comicial.

Desde la Fundación Heberto Castillo se recordó que en 2006 no se conoció el software del sistema de cómputo de las elecciones. Díaz-Polanco insistió, con razón, en exigir que se haga público para que el proceso pueda ser seguido por cualquier ciudadano, poniendo en operación llaves cibernéticas en manos de los representantes de partidos. Se entiende lo vital que resulta, además, contar con el instrumental requerido para comprobar, en cualquier momento del proceso de la transmisión electrónica de datos, que no existan interferencias desde unidades móviles que los capten y deformen en su veloz tránsito desde los centros regionales a la central de acopio.
Que estamos en una encrucijada histórica lo refleja el rechazo a ser lanzados al despeñadero. Se palpa en las universidades, públicas y privadas, (UNAM, Politécnico, TEC de Monterrey, Ibero, etcétera). Ahí estudian quienes sienten, junto al pueblo, el despojo de nación y futuro en curso. El fuerte rechazo a la justificación de Peña Nieto ante la desorbitada represión en San Salvador Atenco y a su aval a la guerra que desgarra a México, indican que estamos en un punto de quiebre. La cocina... ofrece reflexión fresca, concisa, para dar la batalla ciudadana en paz.

Tiempos difíciles


Carpe Diem: Otra razón para votar por AMLO
Dinorah Pizano

 

Jueves, 17 de mayo de 2012

Hace un mes, el prestigiado periodista Pedro Miguel ("Navegaciones", La Jornada), plasmaba con talento 27 razones que consideraba necesarias reflexionar para votar por AMLO. Me atrevería a agregar una razón más a la de este notable pensador: congruencia.

Vivimos tiempos difíciles, momentos de confrontación. No pasa un día sin que seamos enterados de decenas de muertes sangrientas en uno u otro rincón del país. Cada día que pasa los pobres son más pobres, y los ricos más ricos, se apoderan un poco más de nuestro México.

Sin embargo, ahora se agrega un ingrediente adicional; la inminente elección presidencial. Ante esta circunstancia incrustada en el debate político para granjearse entre unos y otros el sufragio de los mexicanos, uno no puede menos que remontarse al pasado.

Hace 6 años vivimos instantes de diálogo cerrado debido a que las tendencias electorales entre los candidatos de la Coalición por el Bien de Todos y el Partido Acción Nacional resultaron cercanas, casi imperceptibles entre sí, insisten algunos. Diversas investigaciones entre ellas el libro recién publicado La Cocina del Diablo. El fraude de 2006 y los intelectuales de Héctor Díaz-Polanco (Editorial Planeta, 2012), aseguran que AMLO se impuso a Calderón con un margen no muy amplio, pero claramente ganador.

Narra además la guerra sucia del entonces presidente Vicente Fox Quezada y la desaseada y sospechosa actuación del IFE y del TEPJF.

Muchos filósofos políticos han manifestado que la felicidad pública se genera a partir de los comicios. Aunque se trate del valor más elevado de la ética pragmática, el espectro de la democracia se refleja en la voluntad de cada uno de nosotros de emitir libre y soberanamente nuestra preferencia electoral. Sin embargo, la democracia exige el respeto irrestricto a nuestra voluntad voto por voto.

La opción de millones de nosotros de haber votado por una alternativa que privilegiara la atención de las mayorías, no buscó de fondo entonces, al menos en muchísimos casos, disolver los privilegios sociales que el régimen nos había brindado. Tampoco se trató de acceder a posiciones no ganadas sin el fervor del trabajo. Se trató de que las oportunidades para los desfavorecidos, representaran mayores posibilidades para que nuestra sociedad fuera más justa, humana y democrática. Hace seis años, según Díaz-Polanco y otros investigadores, la mayoría de los mexicanos votamos por un cambio que nunca vimos llegar; el TEPJF decidió por nosotros.

Pese a todo, en los años siguientes AMLO continuó enarbolando diversas luchas por la defensa del petróleo, contra los monopolios energéticos y de telecomunicaciones, por la austeridad republicana necesaria en un gobierno y contra la corrupción, entre otras. Tal postura hace, al menos desde mi punto de vista, creíble que actuando en congruencia con sus dichos y hechos, el rumbo del país en sus manos hubiera sido diferente.

En una retrospectiva, si se hubiera respetado el triunfo de AMLO, parafraseando sus propias palabras, “habría aplicado políticas que impulsaran el desarrollo económico y la generación de empleos, y no se habría detonado la crisis de valores, de violencia, de inseguridad y de incertidumbre económica”.

El pasado es imposible cambiarlo, lo único que tenemos es lo por venir.

Seis años después, volver a votar por la opción de generar mejores condiciones de vida para los que más la necesitan, representará que los mexicanos más marginados prosigan su intento por alcanzar la tan ansiada justicia económica y social, en un Estado que les dé esa posibilidad.
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Conductora de Discrepancias en Radio UNAM, entre otras cosas. Humanista, Existencialista y Libertaria. Twitter: @Dinorah_Pizano

Flores Olea: Un libro fascinante




La cocina del Diablo de Héctor Díaz-Polanco

Víctor Flores Olea
30/04/2012

Hacía mucho tiempo que no leía un libro de análisis político tan cuidadoso, tan bien escrito, en muchos aspectos tan apasionante, que encierra un largo trabajo de investigación, y una reflexión a fondo sobre las implicaciones políticas y culturales a corto y largo plazo de la elección presidencial de 2006. Este estudio de Díaz-Polanco sobre el fraude electoral de entonces, lo lleva a penetrar en algunos aspectos claves de la política en México y a presentarlos como inevitable aspecto de nuestro semblante político, aunque no guste a muchos. En cambio para otros, que quisiéramos vernos sin disimulos, el libro La cocina del diablo de Díaz-Polanco resulta fascinante, incluso porque muestra ese pragmatismo sórdido de nuestro tiempo (y de nuestros políticos) que, con todo cinismo, canjean valores morales y culturales por dinero y prebendas.
Un aspecto que contribuye a la calidad del libro es la de traer a juego y rescatar la presencia de ciertos “héroes” de las letras universales que iluminan lo dicho. Nada más faltaba que la sonrisa de telenovela de Peña Nieto fuera lo último que nos quedara en la elección de este año. Parece que vuelve Kafka (estuvo presente en el 2006, y estará en primera fila en el 2012) para presidir nuestro destino manifiesto en más de un aspecto.
Mencionemos en primer término, el carácter sacrosanto de la ley que los funcionarios e instituciones dicen respetar a toda costa y que, en verdad, en la historia del país, han convertido en sus contrarios: la justicia, la verdad, la elemental lógica, la voluntad popular, el destino de la nación…, son negados y traicionados y ante esto no hay recursos eficaces: ni siquiera el Tribunal (de la ley) porque este apenas le devuelve al ciudadano una “sonrisa obscena”. Además porque de las instituciones sólo podemos esperar “una cadena arrolladora y caótica de actos de corrupción” (nos dice el señor K, protagonista de El Proceso, de Kafka). Claro, parece que “hay la opción de no dirigirse al Tribunal en los mismos términos del desdichado K” –nos dice Díaz Polanco– y es a esto que apostó Andrés Manuel López Obrador en el 2006, con el resultado conocido.
De todos modos, El Proceso kafkiano “ilumina una contradicción (profunda) entre verdad-justicia y ley…”, es decir, para la maquinaria del tribunal (las instituciones) “la ley sólo significa un mecanismo que no se compromete con la sustancia de ninguna verdad, (es) una máscara vacía, una voz sin sujeto”. Slavoj Zizek sostiene que el rasgo distintivo de la ley “es que no hay ninguna verdad sobre la verdad, (es) una mera apariencia, un semblante, la ley es necesaria sin ser verdadera”. Y más adelante, todavía “La necesidad de la ley y la verdad de la justicia se oponen o no se implican mutuamente”. Como es obvio, en esta intuición del carácter profundo de las instituciones y de la ley anida el núcleo posible del despotismo, los posibles tentáculos de la dictadura.
Bajo esta sombra ominosa en que se desarrolló el proceso electoral de 2006, Héctor Díaz-Polanco nos narra con detalle la guerra sucia y las operaciones ilegales del presidente en turno, Vicente Fox Quezada, operando en la sombra (no tanto) el desafuero de López Obrador, las acciones más que dudosas del IFE y del TEPJF. Un ejemplo, entre muchos otros: la comparecencia del presidente del IFE Juan Carlos Ugalde declarando triunfador a Felipe Calderón, y la comparecencia pregrabada, segundos después, de Vicente Fox, prácticamente con la misma declaración y en los mismos términos.
Naturalmente, durante las campañas electorales no se hizo esperar una tormenta de injurias e invectivas en contra de López Obrador, todo bajo la mirada distraída del IFE que no se atrevió a llamar la atención ni a organizaciones empresariales que se habían lanzado ilegalmente a la contienda, ni al presidente Fox que era el campeón de una de las arbitrariedades más espectaculares en la historia política de México.
Una de las secciones más interesantes del libro de Díaz-Polanco es, sin duda, el análisis de los “científicos” (de la UNAM, casi todos ellos) sobre los resultados de la elección, que para la mayoría estuvo preñada de manipulaciones perfectamente ilegales, inclusive la intromisión en los paquetes electorales en una dimensión imposible de precisar. Es decir, el escrutinio de la elección presidencial de 2006 estuvo también a la vista de especialistas-científicos de la UNAM, y sus resultados no son de ninguna manera favorables a las instituciones encargadas de la legalidad de la elección, como el IFE.
Uno de los resultados más interesantes de esta revisión de las conclusiones de los científicos-universitarios es el hecho de que, con mucha probabilidad, la transferencia de votos en favor de Felipe Calderón se hizo a costa de Roberto Madrazo (candidato del PRI), y no necesariamente de López Obrador. Y es que de Roberto Madrazo, en caso de que se hiciera transparente la maniobra, difícilmente podría esperarse una reclamación “fuerte” como hubiera sido el caso con López Obrador. Había también la posibilidad fácil de la negociación política con el PRI, para calmarlo.
 
La participación de Elba Esther Gordillo, según estos análisis, se concretó más a advertir sobre la dimensión de la necesaria transferencia cibernética, para el triunfo de Calderón, en vista de su nutrida red de informantes a través del territorio nacional.

Se trató pues, en conjunto, nos dice Díaz-Polanco, de un gran fraude que se hizo en parte “a la antigüita” y en parte con instrumentos de la más avanzada cibernética.
El autor culmina su libro recordándonos el carácter cínicamente oportunista de una serie de intelectuales que apoyaron públicamente, en los términos más baratos posibles, el triunfo de Felipe Calderón, en tanto que otros intelectuales y hombres de ciencia del país denunciaron valientemente el fraude y sostuvieron la necesidad de afinar la elección contando otra vez “voto por voto”.

Anaya: Caso cerrado, herida abierta: La Cocina del Diablo


Diario 

Caso cerrado, herida abierta
Jesús Anaya Rosique

Un libro revelador y polémico (La cocina del diablo. El fraude de 2006 y los intelectuales, Planeta, 2012) que detalla con gran rigor las pruebas del fraude electoral de 2006, negadas por la alianza infame del PAN, el IFE, el Tribunal Electoral (TEPJF) y los “líderes de opinión”. La sociedad mexicana se polarizó en torno a la discusión sobre la limpieza de esas elecciones, cuyo desenlace provocó una severa crisis política. El reconocido antropólogo y sociólogo Héctor Díaz-Polanco examina estos hechos en sus diversas etapas y subraya un fenómeno inédito en México: el surgimiento de una comunidad de investigadores de diversas ramas de la ciencia que hurgó acuciosamente en los cómputos electorales para descifrar lo que realmente sucedió y fundamentar “la existencia de suficientes elementos para una duda razonable sobre el resultado de los comicios”. El libro está estructurado en tres bloques:

1.
“El obsceno objeto del poder”: a partir de 2002, la embestida “legal” para impedir la candidatura presidencial de López Obrador y sus episodios principales hasta el desafuero y la ofensiva sin cuartel del gobierno de Fox, contrarrestada por una movilización popular sin precedentes. Se desmonta enseguida el escenario electoral: la votación misma, las actas de cómputo y las mediciones del IFE (PREP y Conteo Distrital), el desempeño decididamente parcial de las autoridades electorales, que desecharon las irrefutables investigaciones de la comunidad científica y se apresuraron a proclamar ganador al candidato del PAN.

2.
Momentos cruciales de “La batalla electoral y el fraude”: el análisis de los científicos (L. Mochán, V. Romero Rochín, M. Hardy Botton, G. Horvilleur, M. de Icaza-Herrera, L. G. Cota Preciado...), el sesgado debate público, los registros incompletos, las inconsistencias, el misterio de las boletas faltantes y sobrantes; en síntesis, afirma el autor, “la radiografía cuantitativa de un gigantesco fraude electoral”. Mochán y sus colegas advertían pocos meses después de la elección que la suma de “errores y claras manipulaciones en el sistema de cómputo del IFE... y el conjunto de anomalías que abarcan decenas de miles de casillas y millones de votos... si no se eliminan, impedirán designar con certeza un ganador de la contienda electoral... Ante una medición fallida... es indispensable realizar un nuevo recuento total para poder resolver la elección”. Estas conclusiones fueron ignoradas por el TEPJF en su dictamen final (y fueron publicadas dos años después por José Antonio Crespo en 2006: hablan las actas. Las debilidades de la autoridad electoral mexicana, Debate, México 2008; reseñado aquí en junio 16, 2008). En otras partes de este segundo bloque se describe la mecánica del fraude y su explicación técnico-política: “la verdad sospechosa” del PAN, respaldada por autoridades electorales y medios, que oponían una feroz negativa al recuento de votos y ocultaban los detalles del fraude, la mecánica de su ejecución y el genuino resultado de los comicios: las comprobadas interferencias del sistema de cómputo del IFE y los análisis a partir de la ley de Benford (debidos a los investigadores R. Mansilla, J. Tubert-Oklander, L. H. Gutiérrez y E. Calderón); “cómo lograr el fraude cibernético” y la verdadera tarea de “la maestra y el SNTE”: las operaciones fraudulentas a ras de casillas; “cínicos y arrepentidos” (Fox y cía.).

3.
“Los intelectuales y la política” o los estragos de la “izquierda neoliberal” en México; el manifiesto de los 136 intelectuales: “no hubo fraude porque ignoramos las pruebas”.
A la luz de lo expuesto, ¿el próximo escenario electoral estará blindado contra las anomalías denunciadas?
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Héctor Díaz-Polanco, La cocina del diablo. El fraude de 2006 y los intelectuales, Temas de hoy-Planeta, México 2012, $198, 248 pp. ISBN 978-607-07-1097-1.